La nítida luz del atardecer inunda Cádiz. Las formas del balneario de La Caleta, de la Catedral, de las torres vigía parecen cobrar vida. El mar, de un azul plateado, se extiende hacia el horizonte infinito. La ciudad que engendró la Constitución de 1812, la más innovadora y célebre de nuestro país, permanece casi anclada en esa época, la del periodo en la que tuvo mayor protagonismo histórico en la Edad Moderna. Desde finales del siglo XVII hasta la Guerra de la Independencia el puerto lideró la vasta flota comercial y militar que unía la península con los territorios americanos. Una ventana al Atlántico.
Cádiz guarda muchos secretos. Tesoros fenicios, testigos de la primera ciudad fundada en España como colonia de una urbe remota situada al otro lado del Mediterráneo. Un pasado romano dedicado a la pesca y el comercio que hoy sale poco a poco a la luz. Un trazado urbano del siglo XVIII perfectamente conservado y repleto de joyas artísticas. Y, sobre todo, una forma de vivir y disfrutar, de mirar con ironía la realidad, que se refleja especialmente cada año en sus Carnavales, donde las chirigotas compiten con sus coplas por divertir con sus críticas satíricas.
Gadir: La Ciudad Más Antigua de Europa Occidental
Cádiz pasa por ser el asentamiento humano más antiguo de la Europa Occidental. La tradición dice que fue fundada por ciudadanos de Tiro, la gran metrópolis fenicia, ochenta años después de la Guerra de Troya. Bautizada como Gadir (recinto cerrado en fenicio), fue el puerto fenicio más importante en la ruta comercial hacia el Atlántico. En aquellos tiempos la ciudad sólo ocupaba la más septentrional de las islas en que entonces se dividía el istmo, la conocida como Eritheia.
La expansión de Cartago por Europa se apoyó en las antiguas colonias fenicias. En el año 236 aC Gadir se pone bajo la protección de los cartagineses. Desde allí inician su expedición de conquista por Hispania. La ciudad, que por aquel entonces se estima que tendría unos tres mil habitantes, fue la última en entregarse al general romano Escipión “El Africano” en el año 206 aC.
Gades: El Esplendor del Imperio Romano
El antiguo nombre de Gadir se cambia por el de Gades cuando pasa a formar parte de la República de Roma. La urbe romana, gobernada por la familia Balbo, alcanzó su máximo esplendor comercial y arquitectónico durante los primeros siglos del Imperio. Llegó a ser la segunda ciudad más poblada. Tenía el estatuto de ciudad federada de Roma, lo que le permitió mantener su autonomía política y económica. Fue en esta época cuando la urbe se expandió a la vecina isla de Kotinoussa, contruyéndose la Neápolis o ciudad nueva.
Con la caída del Imperio Romano, Gades pierde su importancia comercial y estratégica. Su extensión se reduce a un pequeño núcleo amurallado. Otra vez será un Imperio Oriental, Bizancio, quién reorganice la ciudad. Tras los bizantinos, son los visigodos quienes se hacen cargo de su administración. Un siglo más tarde llegan los árabes y vuelves a cambiar el nombre a la ciudad, ahora será Qadis.
Alfonso X el Sabio Reconquista Cádiz
En 1262 los cristianos al mando del Rey Alfonso X conquistan la ciudad. Es la conquista más preciada del rey Sabio. Cambia su nombre por el de Cádiz con el que ya va a llegar a nuestros días. Se encarga personalmente de reorganizar la administración y fomentar su desarrollo. Trae gentes del norte para repoblarla. Impulsa la construcción del puerto. Quiere ser enterrado en la Catedral que manda construir.
El puerto gana importancia poco a poco. De allí parten las carabelas del segundo y cuarto viajes de Colón al Nuevo Mundo. Los piratas y las potencias en guerra con España ponen el ojo en Cádiz, que será objeto de duros ataques. El peor el realizado por una flota angloholandesa en 1596. La ciudad será saqueada y parcialmente destruida, pero se recuperará pronto, ya es el puerto mimado por la monarquía.
El Prototipo de Ciudad Ilustrada
En 1717 el traslado de la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz supone el monopolio del comercio con América y la época dorada de la ciudad. El aumento de las relaciones comerciales y el auge de la burguesía gaditana estimulan el trazado urbano, la construcción de multitud de casas palacio de estilo barroco con sus características torres miradores, y un movimiento artístico, literario y científico.
La Guerra de la Independencia en España y la emancipación de la mayor parte de los territorios americanos y la pérdida del monopolio comercial acaban hundiendo la economía de Cádiz. Pasa a ser una pequeña ciudad de provincias sumida en el olvido. Gracias a eso su patrimonio ha llegado prácticamente intacto y lo que hoy podemos admirar es el prototipo de ciudad ilustrada.
“El Asedio” – Arturo Pérez Reverte. Editorial Alfaguara, 1010. 816 pag
El comisario Tizón investiga los misteriosos asesinatos en serie de mujeres jóvenes en el Cádiz sometido al asedio de las tropas francesas de los años 1811 y 1812. Como telón de fondo, la vida de una población que, aunque marcada por la guerra, asistía al espectáculo de la redacción de una constitución revolucionaria. La ciudad vivía a la vez las atrocidades propias de una guerra y uno de los debates más interesantes de su tiempo sobre las ideas y la cultura del nuevo siglo. Lo increíble es que la población participaba intensamente en esos debates. Y es que Cádiz llevaba más de un siglo siendo la gran protagonista económica y cultural de la relación entre la península y los territorios de ultramar, y sus gentes eran particularmente cormopolitas.
Qué visitamos en este post
En el siguiente mapa interactivo podrás localizar con exactitud todos los lugares de Cádiz sobre los que se habla en el artículo.
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La Tacita de Plata
Cádiz es conocido desde hace más de 200 años como “La Tacita de Plata” pero el origen del sobrenombre no está claro. Se dice que proviene del griego Kado, que significa taza, mientras que la plata se relaciona con las columnas de Hércules que según la mitología eran de plata o simplemente causaban esa impresión al atardecer reflejadas en el mar. Otra explicación, menos rebuscada, relaciona el apodo con la forma de taza de la ciudad y con los barcos que llegaban cargados de plata procedente de América a su puerto.
El puerto y sus alrededores han sido testigos a lo largo de los siglos de cruciales batallas navales y terrestres. No es casualidad que Londres y Paris presuman en las emblemáticas plazas de Trafalgar Square y Place du Trocadéro de sus respectivas victorias en 1805 y 1823. ¡Qué lejos llega la influencia de Cádiz!
Una Ciudad con dos Catedrales
Catedral Nueva
Una de las imágenes más icónicas de Cádiz es la del perfil de su Catedral alzándose frente al Atlántico. Su construcción refleja bien la época de mayor esplendor de la ciudad. A principios del siglo XVIII, tras el traslado de la Casa de Contratación de Indias desde Sevilla a Cádiz, la ciudad había adquirido un enorme poder económico. La vieja Catedral de Santa Cruz estaba maltrecha y no representaba esa capacidad financiera.
En 1722 comenzaron las obras que se prolongarían durante más de un siglo. En ese intervalo tan grande de tiempo cambiaron muchas cosas. El estilo al principio fue barroco y acabó adoptando formas neoclásicas. La piedra osteonera con la que se inició la construcción (esa piedra sedimentaria formada por restos de conchas marinas tan característica de Cádiz) terminó siendo sustituida por piedra caliza. De ahí, ese cambio de color tan característico de su fachada. En fin, hubo muchos parones, el principal motivado por la Guerra de la Independencia, pero al final la Catedral Nueva se terminó a mediados del siglo XIX.
Iglesia de Santa Cruz
La Catedral Vieja se conoce hoy como Iglesia de la Santa Cruz. Al lado de la Catedral Nueva parece una pequeña ermita, pero su visita es también imprescindible.
La iglesia había sido construida por orden de Alfonso X el Sabio en el solar ocupado por una antigua mezquita (y probablemente antes por un templo romano y una iglesia visigoda). Él consideraba a Cádiz su conquista más importante y quería haber sido enterrado allí. Acabaría finalmente sepultado en Sevilla. La iglesia se mantuvo en pie hasta que en 1596 el ataque de una flota angloholandesa la destruyó completamente. La actual se levantó en el siglo XVII en estilo renacentista.
Las formas sencillas del exterior de la iglesia contrastan con el armonioso interior y con el espléndido retablo mayor, una de las joyas barrocas de Cádiz. Curiosamente, el campanario no está anexo a la iglesia sino a la Casa de la Contaduría, construida un siglo antes, y que hoy alberga el Museo Catedralicio. Vale la pena visitarlo (entrada conjunta con la Catedral Nueva), aunque sólo sea para conocer el edificio con su bello patio mudéjar.
Azoteas y Torres Vigía
La visita a la Catedral Nueva debe terminar con la larga subida a la Torre del Reloj. El esfuerzo merece la pena. La vista es magnífica. Un mar de azoteas blancas salpicadas por los campanarios de las iglesias y por unas torres muy especiales: las Torres Vigía. Las construcciones más singulares de Cádiz. Los miradores desde donde los armadores y comerciantes podían observar la llegada de sus barcos.
Torre Tavira
Hasta casi 200 torres vigía llego a tener Cádiz. Se conservan más de 120. Algunas son realmente espectaculares, como la Torre Tavira, la más alta y una de las más bellas. La única que se puede visitar y otro de los grandes miradores de la ciudad. En la Torre Tavira, además, se puede disfrutar de una cámara oscura y de una explicación sobre las torres observatorio de Cádiz.
Las torres se alzan sobre las planas azoteas en todos los barrios. Casi todas son cuadradas, pero las terminaciones son distintas en función de las necesidades de los armadores. Ahí siguen, silenciosas, componiendo el horizonte de la ciudad. Su mayor seña de identidad.
Casco Viejo: Una Ciudad del Siglo XVIII
Cadiz se reconstruyó casi totalmente en el siglo XVIII. La riqueza del comercio con los territorios americanos impulsó la renovación urbana. Grandes viviendas de los agentes comerciales, ricas iglesias barrocas y nuevas murallas y fortalezas para defender la ciudad.
Los nuevos barrios ocuparon toda la península. Entre las estrechas calles del centro se abrieron grandes plazas en las que las acaudalados comerciantes construyeron sus palacios. Así nacieron la plaza de San Antonio, en la que llama la atención el Palacio Arámburu cuyo propietario fundó la primera banca privada, la plaza Mina, que hoy alberga el Museo de Cádiz, la plaza Candelaria o la colorida plaza de las Flores. Poco han cambiado desde entonces.
Barrio de la Viña
Los barrios más distantes del puerto quedaron para las clases populares. El más castizo es el Barrio de la Viña, cuyo nombre deriva del uso que se daba a estos terrenos para cultivar vid antes del siglo XVIII. Allí se asentaron los pescadores, al lado de la playa de la Caleta, que siempre les sirvió de fondeadero para sus barcas.
Hoy el barrio es famoso por sus tabernas y su ambiente nocturno y la Playa de la Caleta, con su Balneario de Nuestra Señora de la Palma, es uno de los lugares más codiciados para oriundos y turistas. La Viña es además, el barrio más carnavalero de la ciudad. No en vano allí se encuentra el Teatro Falla. Con razón la revista Traveller le ha elegido como uno de los barrios más bonitos de España.
Cádiz Sacra
En los últimos años se han restaurado las iglesias barrocas del siglo XVIII. Un impresionante patrimonio artístico que había permanecido casi olvidado. El pase turístico conocido como Cádiz Sacra permite visitarlas sin perderse en el intento porque las entradas de algunas de ellas parecen querer pasar desapercibidas.
La construcción del Hospital de Mujeres respondió a la necesidad de hacer frente a las epidemias, tan frecuentes en una ciudad con un enorme trafico portuario. Las riquezas de su Capilla del Carmen, con un célebre cuadro del Greco, y del espléndido patio y escalera, revelan el sustancioso presupuesto invertido en su construcción.
Muy cerca de allí está el Oratorio de San Felipe Neri, el lugar elegido para reunirse las Cortés durante la Guerra de la Independencia En su nave ovalada, de excelentes condiciones acústicas, se gestó la Constitución de 1812. Junto al Oratorio está el interesante Centro de Interpretación de la Constitución.
La lista de templos imprescindibles se completa con el Oratorio de la Santa Cueva, que conserva varios lienzos de Goya, y la Capilla del Populo, famosa porque en una de sus ventanas se expone la Virgen del Populo de gran devoción en este barrio popular cercano a la Catedral.
Las Murallas de Cádiz: De la Puerta de la Tierra al Castillo de San Sebastián
El asedio de Cádiz duró más de dos años, desde 1810 a 1812. Los esfuerzos para entrar en la ciudad de más de 100.000 hombres del ejército más poderoso de Europa fueron inútiles. La resistencia no hubiera sido posible sin la peculiar situación geográfica de la ciudad y el abastecimiento que constantemente llegaba por mar. Claro que sin las murallas y baluartes construidos en los años anteriores no se podría haber organizado una defensa eficaz.
Buena parte de esas defensas se han conservado. La entrada a la Bahía está protegida por los Castillos de San Sebastián y Santa Catalina. El de San Sebastián se adentra en el mar para defender la punta de la Caleta. Allí estuvo en la antigüedad un templo fenicio. El de Santa Catalina, al otro extremo de la Caleta, fue construido por orden de Felipe II tras el ataque anglo-holandés de 1596. Rehabilitado hace pocos años, alberga un espacio cultural.
Las murallas, o sus restos están presentes en todo el perímetro de la vieja Cádiz, alternándose con baluartes. El más poderoso era el de La Candelaria, que protegía la entrada del puerto y ahora se utiliza para conciertos y exposiciones.
En cualquier caso, el lugar más emblemático de las murallas es la Puerta de Tierra. Sus murallas cubrían la única posición que podía ser alcanzada por tierra. Hoy separa el casco viejo de la ciudad nueva.
El Ayuntamiento y el Monumento a las Cortes de Cádiz
Tras la Guerras Napoleónicas y la Independencia de la mayor parte de los territorios de América, Cádiz cayó en un letargo prolongado. Apenas nada se movió en el casco viejo de la ciudad en los dos siglos siguientes. El Ayuntamiento, que había empezado a construirse pocos años antes de la Guerra se estrenó a mediados del siglo XIX y su plaza se convirtió en el centro neurálgico de la ciudad.
Cien años después de que se promulgara la Carta Magna, se inauguró, en una nuevo plaza ganada a los terrenos del viejo puerto, el gran Monumento a las Cortes de Cádiz. Cargado de figuras alegóricas y coronado por el texto constitucional, se ha convertido en otro de los grandes símbolos de la ciudad.
Mientras tanto, el casco histórico caía progresivamente en el olvido. La ciudad se extendía por el istmo dando la espalda a aquella tacita de plata que había llegado a ser uno de los epicentros del mundo. Sólo a finales del siglo XX se empezaron a rehabilitar los viejos edificios y las estrechas calles. Los trabajos estuvieron plagados de sorpresas y nuevos descubrimientos. Las épocas de gloria de la ciudad más antigua de la península han ido saliendo poco a poco a la luz. Cádiz es el mejor ejemplo en España de lo que fue una ciudad comercial portuaria en el siglo XVIII.
Gadir y Gades: Los restos ocultos de la Cádiz Fenicia y Romana
Sarcófagos Antropomorfos Fenicios
El 30 de mayo de 1887 se celebraba en Cádiz un descubrimiento excepcional. En las excavaciones de la Necrópolis de Cabeza de Vaca se encontró un sarcófago antropomorfo de un hombre barbudo que atestiguaba la presencia de los fenicios en estas tierras al menos desde el siglo V. El hallazgo era único (sólo hay algún sarcófago similar en Sidón y en Sicilia) y dio origen a la colección del Museo de Cádiz.
El arqueólogo que dirigía las excavaciones, Pelayo Quintero, se convirtió en el director del Museo y dedicó el resto de su vida a buscar el sarcófago femenino que creía debía acompañar al encontrado en la necrópolis. En 1980 se demostró que sus teorías eran ciertas. El sarcófago femenino se encontró a 1 km del masculino, ¡bajo una palmera del jardín de la casa donde había vivido el arqueólogo! Ironías del destino. Ambos sarcófagos son hoy la principal atracción del Museo de Cádiz, un lugar que uno no puede perderse en la visita de la ciudad.
El Puerto y las Casas Fenicias
Cada uno de los hallazgos de restos fenicios de Gadir ha venido rodeado de sorpresas. En el año 2002 unas obras en un solar del centro que iba a ser destinado a Teatro de los Títeres sacaron a la luz importantes restos de viviendas fenicias y el trazado de algunas calles. El lugar se conoce hoy como Yacimiento Arqueológico Gadir. Los estratos más antiguos se han datado en el siglo IX aC confirmando los 3000 años de antigüedad atribuidos a la fundación de la colonia fenicia. La divertida visita del yacimiento se articula a partir de la historia de un personaje ficticio cuyo esqueleto se descubrió en una de las casas.
El último de los grandes descubrimientos tuvo lugar hace pocos años. La Cueva del Pájaro Azul había sido un lugar de referencia para el flamenco en los años 60 y 70. La zona aledaña a la Catedral se degradó mucho en los años 80 obligando a cerrar el local. Unos empresarios estaban tratando de recuperarlo cuando descubrieron los restos del muelle del mítico puerto de Gadir. El lugar se ha habilitado para la visita y se puede incluso volver a asistir a un espectáculo flamenco.
Teatro Romano
Los restos de la Gades romana también han ido apareciendo gradualmente en los últimos años. El lugar más espectacular es sin duda, el Teatro Romano. Su fecha de construcción, en el siglo I a.C., lo convierten en el más antiguo de la Península Ibérica, y sus dimensiones, con capacidad para 10.000 espectadores, en el segundo más grande de la Hispania Romana.
Otro de los restos de Gades más importantes es la factoría de garum y otros salazones que se puede visitar en la esquina entre las calles Sacramento y Barrie. Gades continúo siendo un enclave comercial importante con los romanos aunque su importancia estratégica era ya mucho menor.
Seguro que Cádiz esconde en sus profundidades muchas más sorpresas. Fundada como base comercial fenicia para intercambiar productos por los minerales que existían más alla de las Columnas de Hércules, Cádiz siempre vivió para el comercio. Al principio con el Mediterrbáneo, pero en los siglos siguientes volcada hacia las tierras del otro lado del Oceáno. Vale la pena descubrirla.
Dónde Dormir
El acondicionamiento del casco antiguo de Cádiz llevado a cabo en los últimos años atrae cada vez a más visitantes. Los alojamientos de todo tipo han proliferado en la ciudad de manera que se pueden encontrar habitaciones a todos los precios y para todos los gustos. Si buscáis un hotel con encanto os recomendaría los siguientes:
Hotel Casa de las Cuatro Torres: Plaza de Arguelles 3, 11004 Cádiz (www.casadelascuatrotorres.com) Ubicado es un emblemático edificio neoclásico junto al Monumento a la Constitución de 1812. Las cuatro torres de la azotea sirvieron en su momento como torres vigía y hoy son excelentes miradores sobre la ciudad. Tanto las habitaciones como las zonas comunes están decoradas con gusto exquisito. Desde 150€ la habitación doble en temporada alta (sólo alojamiento).
Boutique Hotel Casa Cánovas: Calle Cánovas del Castillo 32, 11001 Cádiz (www.hotelcasacanovas.com). La restauración de algunos palacetes del casco histórico han devuelto el esplendor a las viviendas de la burguesía gaditana del siglo XVIII. El hotel Casa Cánovas es el mejor ejemplo. El palacio edificado con piedra osteonera es una vivienda típica del periodo de esplendor de la ciudad. Lujo en las habitaciones y espléndidas vistas desde la azotea. Desde 200€ la habitación doble en temporada alta (sólo alojamiento).
Parador de Cádiz – Hotel Atlántico: Avenida del Duque de Nájera 9, 11002 Cádiz (www.paradores.es/es/parador-de-cadiz). El Hotel Atlántico fue inaugurado en 1928 con motivo de la Exposición Internacional de Sevilla. El antiguo hotel fue demolido en 2012 para construir un nuevo y sorprendente edificio de diseño moderno. Las vanguardistas habitaciones tienen espléndidas terrazas sobre el Atlántico. Desde 200€ la habitación doble con desayuno en temporada alta.
Dónde Tapear y Comer
Cádiz es famoso por su tapeo. Recorrer sus típicas tabernas probando las exquisitas especialidades de cada lugar es una experiencia imprescindible para conocer la ciudad. Empezando por el Barrio de la Viña que concentra los más clásicos restaurantes gaditanos:
Restaurante El Faro: Calle San Félix 15, 11002 Cádiz (www.elfarodecadiz.com). Sus célebres tortillas de camarones servidas en la barra del bar son todo un referente culinario. En sus mesas se sirven excelentes pescados, especialmente el lomo de atún rojo salvaje de almadraba.
La Punta del Sur: Calle Virgen de La Palma 25, 11002 Cádiz. Excelentes tapas a muy buen precio. Impresionantes los chocos fritos y la suprema de atún.
Taberna Casa Manteca: Calle Corralón de los Carros 66, 11002 Cádiz. Otro de los clásicos imprescindibles de la ciudad. Una taberna inaugurada en 1953 como almacén y fiel a la tradición. Son famosos sus chicharrones y sus embutidos ibéricos…todo servido en papel.
Claro que no todo es el Barrio de la Viña, por todo el centro histórico se abren nuevos locales que han pasado a ser también referentes de las tradiciones culinarias gaditanas:
Casa Lazo: Calle Barrié 17, 110001 Cádiz. Un local con aires de mesón que tiene también tienda gourmet. Lo mejor el pescadito frito y las ensaladas.
La Tapería de Columela: Calle Columela 4, 11001 Cádiz. Muy cerca de la Plaza de las Flores. Fantásticos los canelones de rabo de toro, los huevos rotos y, en general, sus tostas.
La Curiosidad: Calle Veedor 10, 11003 Cádiz. Muy cerca de la plaza de San Antonio. Tiene una zona de barra para tapear y un local más tranquilo como restaurante. Fusión de platos tradicionales y cocina creativa.
Restaurante La Candela: Calle Feduchy 3, 11001 Cádiz. Cocina de fusión con productos gaditanos y asiáticos en un local muy acogedor