Carcasona es una de las ciudades medievales más fascinantes y famosas de Europa. Situada en el sur de Francia cerca de los pirineos, fue una importante plaza fuerte fronteriza. Gobernada por vizcondes, formaba parte de los territorios de Occitania que dependían del Condado de Toulouse, y a su vez del rey de Aragón.
Pero a inicios del siglo XIII, tras la derrota de la herejía cátara en la Cruzada Albigense, quedó definitivamente bajo la órbita del Rey de Francia. A partir de entonces desempeñó un importante papel fronterizo con Aragón y después con España, que iría paulatinamente perdiendo importancia histórica al trasladarse las fronteras definitivas entre ambas naciones al Pirineo, tras la pérdida del Rosellón por parte de España.
Rodeada de dos círculos concéntricos de murallas de 10 y 14 metros de altura respectivamente, y con un total de perímetro amurallado de 2 km, es posiblemente el mejor ejemplo de arquitectura medieval militar en Francia. Pasear por sus calles es un verdadero placer. Buscar los rincones pintorescos en sus plazas repletas de cafés y terrazas, invitan al visitante a disfrutarla pausadamente.
Gran parte de lo que contemplamos hoy corresponde a la rehabilitación masiva que se realizó a finales del siglo XIX. El célebre Eugene Emmanuel Viollet-le-Duc (Paris 1814-Lausana 1879), responsable cultural del gobierno francés inició un extenso programa de intensas restauraciones cuyo modelo fue Carcasona.
Este tipo de rehabilitaciones masivas fueron muy contestadas posteriormente por historiadores y conservacionistas. Otros ejemplos de sus restauraciones son Mont Saint-Michel en Normandía y la propia Nôtre Dame de Paris que adquirió su fisonomía actual (antes del incendio). Dicha actuación fue la responsable de elementos tan famosos como sus gárgolas por ejemplo.
Cómo llegar
Carcasona dista 305 km de Barcelona, unas 3h15′ por autopista. Toulouse, la capital del Midi francés, se encuentra a 95 km (1h por autopista). Desde ésta última hay vuelos a varias ciudades españolas.
Si se viene en coche lo más fácil es dejarlo en el parking que se encuentra junto a la Puerta de Narbona. Está en lo alto, así nos ahorramos la subida que habría que hacer si lo dejamos junto al río.
Antes o después de visitar Carcasona, es recomendable realizar una pequeña parada en el área de descanso del autopista A61 (Montpellier-Toulouse) que se encuentra entre las dos salidas de Carcasona. El área de descanso se llama Aire du Belvédère d’Auriac, desde aquí se tienen unas vistas del conjunto muy bonitas.
Escudo de Carcasona
El Pont Vieux (Puente Viejo) unía las dos partes medievales de Carcasona, La Bastida de Saint-Louis construida en la parte llana y la Cité encaramada en la colina que domina el valle del Aude. Está reservado a los peatones, pero es desde el puente nuevo que se tienen las mejores vistas del conjunto de la Cité con la ribera del río y el antiguo puente de piedra. La mejor hora para hacer esta foto, es al atardecer de un día de verano.
Carcasona y la Cruzada Albigense
Carcasona y su territorio conformaba un vizcondado que era gobernado por la familia Trencavel. Al igual que muchos otros territorios de Occitania al norte de los pirineos, rendían vasallaje al Rey de Aragón. Siendo el Condado de Toulouse el de mayor importancia.
Cruz de Occitania (a la izquierda)
y Cruz Cátara (a la derecha)
En esta zona del sur de Francia, a mediados del siglo XII surge una corriente de creencias cristianas que ponen en duda la tutela de la jerarquía eclesiástica y que difieren en sus convicciones religiosas. Los principales puntos de desencuentro con las creencias de la Iglesia de Roma eran las siguientes: negación de la Santísima Trinidad, percepción del bien y el mal identificados con dos vertientes divinas, consecución de la Salvación a través del conocimiento y no de la Fe… Además reconocían un solo sacramento el «Consolamentum». A finales del siglo XII el movimiento había adquirido dimensiones preocupantes, y contaba con seguidores no solo entre el pueblo llano sino también entre la burguesía y clase dirigente. Los métodos de predicación austeros y humildes hacían que la población simpatizase con el movimiento.
Los seguidores de este movimiento se llamaban a sí mismo «Bonhomes» (hombres buenos), pero comenzó a conocérseles como «Cátaros» (de la palabra griega puros).
Ante la pérdida de influencia moral y económica en la sociedad occitana, el Papado organizó misiones apostólicas que no alcanzaron sus objetivos. Fue entonces cuando se comenzó a considerar otras opciones, como la presión diplomática sobre los dirigentes de dichos territorios, o la finalmente llevada a cabo, opción militar.
Para organizarla, confluyeron los intereses del Papado y el Rey de Francia, ávido de someter dichos territorios bajo su influencia. La Cruzada Albigense se organizó a inicios del siglo XIII, y comenzó con una terrible matanza en Béziers, y continuó con el asedio y caída de Carcasona. Ambos territorios que habían estado bajo la dinastía de los Trencavel, pasaron a ser dominios personales de Simón de Montfort, caballero del norte de Francia que lideró las campañas bélicas cátaras.
La Cruzada completó sus objetivos consiguiendo que Raimond VII de Toulouse accediese a las condiciones de rechazo de los cátaros, y bajo promesa de casar a su hija y heredera con el hermano del Rey de Francia, Alfonso de Poitiers. De esta forma el Condado de Toulouse quedó también bajo la influencia del rey de Francia.
Alfonso de Poitiers, nuevo Conde de Toulouse por matrimonio con la hija de Raimond VII era hermano de Rey de Francia Luis IX, e hijo Blanca de Castilla, por tanto nieto del rey castellano Alfonso VIII de Castilla y Leonor Plantagenet.
Consecuencias de la Cruzada Albigense en Occitania
Las consecuencias de la Cruzada Albigense fueron en definitiva, la erradicación del movimiento Cátaro, y la expansión meridional del Reino de Francia hasta los Pirineos.
Los territorios fueron asignados a nuevos Obispos designados por Roma, y nuevas líneas nobiliarias venidas desde Ile-de-France y otros puntos del norte de Francia.
Consecuencias para Aragón
Para Aragón tuvo consecuencias importantes, pues a partir de ese momento dejaría de tener grandes intereses al norte de los Pirineos. Pedro II de Aragón, que defendiendo sus intereses en Occitania, se opuso a la Cruzada bajo riesgo de ex-comunión papal, perdió su vida en la Batalla de Muret 1213 (tan solo un año más tarde de haber participado en la Batalla de las Navas de Tolosa), y con ella el vasallaje de todos los territorios occitanos.
Su hijo Jaime I, que solo tenía cinco años cuando heredó la corona tras la muerte de su padre, tuvo que resignarse a dejar de tener influencia al norte de los Pirineos. Dicen que tal vez esa fuera otra de las razones que le llevaron a realizar un gran expansión hacia el sur. Jaime I es conocido por el apodo de «El Conquistador» porque tomó entre otras plazas, Mallorca (1229) y Valencia (1238), creando los reinos de Mallorca y Valencia e incorporándolos a la Corona de Aragón.
Puedes leer más en la Wikipedia «Cruzada Albigense»
Las Murallas y la Puerta de Narbona
La Puerta de Narbona es la principal de acceso a la Ciudadela. Como es habitual toma el nombre de la localidad hacia la que se dirige el camino que parte de la misma. Se trata en realidad de un doble conjunto defensivo con foso y barbacana y una segunda puerta torre-fortaleza para el recinto amurallado interior.
Las Murallas y la Puerta del Aude
Si accedemos a la Cité desde el río el camino supera el gran desnivel entre el río y la fortaleza. Al entrar en la ciudadela, uno tiene la sensación de haber superado una gran prueba, y puede imaginarse muy bien la gran dificultad que suponía intentar expugnar una plaza tan bien defendida como Carcasona.
La Cité y la Place du Château
La Plaza del Castillo es el centro de la Cité. En menos de cinco minutos andando se llega a todos los puntos de interés de la Cité de Carcasona. Dentro de la Cité hay dos museos curiosos que se pueden visitar; el Museo de l’École, en el que se puede revivir los tiempos de las antiguas escuelas de antaño; y el Museo de la Inquisición, que relaciona dicha institución con la historia de Carcasona y la lucha contra la «Herejía Cátara». Hay que recordar que la Inquisición a pesar de lo que la gente cree, no fue una institución meramente española ni mucho menos. Ya establecida en Francia en la época de la Cruzada Albigense (inicios del siglos XIII) no se implantaría en Castilla hasta finales del siglo XV.
El Castillo Condal
El Castillo Condal. Enorme fortaleza dentro de la Ciudadela. Se puede visitar por dentro, conserva mobiliario de época, armaduras etc.
La Basílica de Saint-Nazaire
La Basílica de San Nazario es la principal iglesia de la Ciudadela, es de estilo gótico, naves amplias y luminosas. Fue restaurada en el siglo XIX.
La Bastide de Saint-Louis, la parte nueva de Carcasona
Alrededor de la Place Carnot están las principales calles de comercio de la ciudad. Es el centro de la parte nueva de Carcasona, denominada La Bastida de Saint-Louis. Está llena de terrazas donde poder tomar un café.
Algunas direcciones:
Para Comer:
No hay nada con más encanto que comer en alguna de las tranquilas terrazas que se abren en la plazas o en los patios de mansiones de la Cité. Aquí va una recomendación.
Adélaïde Rue Adélaïde de Toulouse – Tel: +33 468 47 66 – Es un restaurante con una terraza sobre el foso del Castillo Condal, con encanto y excelentes vistas al monumento histórico.
Para dormir:
La Cité es casi un recinto exclusivo dedicado al turismo, y hay numerosos hoteles dentro de sus murallas; como ejemplos podemos mencionar Le Grand Puits, Hotel de la Cité Carcassonne, o La Maison d’Alix. Fuera junto al río el Hotel Double Tree by Hilton es posiblemente el que mejores vistas del conjunto monumental tiene. También hay una buena oferta de casas y apartamentos en alquiler, y se pueden disfrutar de sitios espectaculares con vistas a las murallas.
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